A veces todo se me cae de las manos. En el momento preciso ves volar por el aire, lo que sostenías hace un momento. Va a hacerse pedazos
contra el suelo, lo sabés. La intención, bambolea el cuerpo, quiere salvarlo y aún así:
crash. En un segundo el absoluto. Elegí. El escalofrío aprieta la panza. A veces salís corriendo en otra dirección. Recuerdo respiro. No es mucho lo que una persona necesita: tiempo y amor dice
mi papá en la charla de sobremesa.
Somos 3 mujeres y nos bañamos en la pelopincho en bombacha
como si tuviéramos 5. Me siento libre con la panza al aire sin importar nada
más. Pintamos los cerámicos que serán parte de una casa que está naciendo,
dibujos y palabras de amor. Contribuyo, me emociono.
Mi familia me mima. Lo repito como un mantra escolar.
Me fui a China, capaz que por eso no tengo señal. No voy a
poder hablar con otros porque no aprendí el idioma, voy a sentir música desde
las bocas y me voy a quedar muda un tiempo. Sólo para saber cómo se siente.