Los árboles del patio no dejan de dar ciruelas. Este es el
tiempo. Nos encontramos, parece que también se nos están cayendo frutos.
Maduros se pegotean en el piso, dejan manchas moradas hermosas, colorean vestidos. Explotan y suenan al pisarlos en la
oscuridad. La casa no es la misma después
de la cosecha.
Imagen: nubes esponjosa se elevan en el cielo. Que nos
sorprenda la lluvia. El calor pesa en la burbuja, nos estamos derritiendo de a
poco. No sabemos en qué parte cayó la primer gota, pero fue un sonido. Chocan y
cantan en la vereda, contra las botellas
y los fuentones del patio, las plantas bailan verdes. La luz hace de la tarde una película amarillenta. El arco
iris nace al fondo de la pila de casas de barrio. Los colores nos llevan al otro
lado. Todavía no llegué.
Alguien se encuentra delante de una pila de recuerdos para
quemar. Suena una canción de Sara Hebe. Lo rocía con colonia de abuela, para
que se queme con aroma refrescante. Encender un fósforo nunca le costó tanto
trabajo. Mirar un punto y que la vista se diluya en la superposición. Vuelan cenizas,
restos chamuscados de lo que fue. No sabe si festejar.
Tengo cuadernitos para saber cómo voy siendo.
Lo cierto es que no somos ciertos todo el tiempo.
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