a
cierta hora es el lejano oeste
caminamos,todos duermen, somos 3
en un balcón
cubano transformador de energía
veo un perro imaginario
una ciudad es muchas miradas
pegadas a la pared propagandas
chabones en
moto creen que está bien decir
cualquier cosa violenta
nos contamos
historias de amores adolescentes en la plaza del teatro
la estación se despierta con nuestros
pasos
el viento nos
roza las espaldas desnudas
vestidos con tiritas
el perro acompaña el viaje
miles de
encuentros y desencuentros cargan un lugar
las épocas
que se suceden, las coincidencias
lo que pasó
acá mismo y no puedo ni imaginar
los bancos
de madera o el andén
la cancha de
fútbol para encontrarte con los pibes
del otro lado
el peligro
latente
los pedazos
que faltan
el ruido
desde afuera de los autos
los muebles
con los que soñaban mis papás
las
vidrieras, la organización mental
el ruido de
puertas metálicas a la madrugada
el calor que encierra la casa
anoche
me
salvaron mis amigas.
ey, me encanta leer el altarcito, ¿no hay más?
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